lunes, 7 de noviembre de 2016

El poder de los medios

Un debate sobre la legislación de los medios de comunicación

Poder y contrapoder. Durante la mayor parte de la historia, a los medios se los consideró como parte de esta segunda categoría, un recurso de los ciudadanos contra el abuso de los poderes.

Sin embargo, la concepción de los medios de comunicación hoy ha cambiado.“Desde hace una quincena de años, a medida que se aceleraba la mundialización liberal, este “cuarto poder” fue vaciándose de sentido, perdiendo poco a poco su función esencial de contrapoder”, asegura el periodista español Ignacio Ramonet.

Si bien, la concentración de medios comenzó en nuestro país a fines de la década del 80 con las políticas de privatización, momento en que se desarrollaron espectros de multimedios como Grupo Clarín y CEI-Telefónica, cada modificación a las leyes que regulan la comunicación favorece a la indiscriminada concentración y sus alianzas con empresas de telecomunicaciones

A partir del DNU 267, por el que el presidente Mauricio Macri realizo cambios en la norma audiovisual y en la de telecomunicaciones, se permite la venta de licencias del sector con fines de lucro, que bajo la ley anterior eran intransferibles. Al mismo tiempo, se modificó la norma que regula las TIC, por lo quelas operadoras podrán tener más de 24 licencias para brindar televisión para cable.

La modificación permitió que el Grupo Clarín adquierael 100 por ciento de las acciones de Nextel, estableciendo, de esta forma, alianza con las telecomunicaciones.Los medios masivos de comunicación tienden cada vez más a agruparse en el seno de inmensas estructuras para conformar grupos mediáticos aglomerados, que informan de acuerdo a sus intereses.

Como sostiene Ramonet, “El verdadero poder es actualmente detentado por un conjunto de grupos económicos planetarios y de empresas globales cuyo peso en los negocios del mundo resulta a veces más importante que el de los gobiernos y los Estados”.

En otras palabras, los medios como un poder y un recurso de los ciudadanos para criticar, rechazar y enfrentar democráticamente los abusos de poder, se han convertido en un poder oligopólico en manos de empresas privadas con intereses exclusivamente económicos que difunden información por los canales más diversos (prensa escrita, radio, televisión, por cable o satelital, vía internet y a través de todo tipo de redes digitales) y atentan contra la pluralidad de voces y, por lo tanto, contra los derechos de los ciudadanos.

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