Un legado de Mayo de 1968
“La beauté est dans la rue” (la belleza está en la
calle) era una de las consignas  por la
liberación femenina de las pancartas de los estudiantes y trabajadores que
protagonizaron, hace ya más de 40 años, 
la rebelión que conmovió al gobierno de Charles de Gaulle.
Hoy, se cambiaron las palabras pero la consigna
sigue siendo la misma. “Mujer bonita es la que lucha” y “Vivas nos queremos”  se hizo escuchar desde Congreso a  Plaza de Mayo, en la marcha de “NI UNA MENOS”, en reclamo a la violencia hacia las mujeres y los femicidios. 
“La
verdadera trascendencia de Mayo del 68 reside en su carácter cultural e
ideológico, y su principal aportación sería la de plantear la posibilidad de
buscar nuevas alternativas y de poner en cuestión el sistema político imperante
cuando éste ya no cumple con lo que se le exige”, señala el historiador Miguel Vega Carrasco.
Pese
a ello, muchas cosas cambiaron de aquel mayo francés y la única similitud con
la rebelión de 1968 es la temática por los derechos de las mujeres y las
movilizaciones  multitudinarias. Hoy, las
marchas y reclamos actuales son menos pretensiosas.
A
diferencia del `68 que con la consigna “no les pongas parches, la estructura
está podrida” no se proponía una respuesta a un problema concreto sino cambiar
el mundo sustancialmente,  la
movilización “NI UNA MENOS”, como hace alusión en su nominación, intenta
terminar con los femicidios.
Las cifras asustan. Entre el 3 de junio de
2015 y el 31 de mayo de 2016 se registraron en la Argentina un total de
217 femicidios y 24 femicidios vinculados, según la organización
Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá).
Al
mismo tiempo, la violencia hacia las mujeres también
se observa en el ámbito laboral. En América latina y el Caribe ganan un 17 por ciento
menos que los hombres, según  revela un
nuevo estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). 
Los
reclamos actuales exigen que se les garantice el acceso a la Justicia;
concretamente, que se reglamente de una vez la ley de patrocinio jurídico
gratuito; la unificación de causas en los fueros civil y penal; la protección
de los hijos de las mujeres asesinadas; la capacitación de fiscales y policías
para atender denuncias sobre violencia de género; la protección de las víctimas
de violencia con el monitoreo electrónico de los victimarios, y que se
garantice la educación sexual integral con perspectiva de género en todas las
escuelas del país.
Sin
embargo, resulta imposible erradicar la violencia de género y los femicidios si
no se produce un verdadero cambio ideológico y cultural que sea transversal a
todas las demás áreas de la cultura, ya que el machismo está presente en
nuestra sociedad, aunque muchas veces tapado por la supuesta “igualdad de
género".  

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